«El protagonista es y podría ser cualquier que se encuentre en el meridiano de la vida que, de manera ciertamente nostálgica, verifica que se ha ido diluyendo en la vida de los demás, sobre todo, de los cercanos. ¿Crisis? Posiblemente; pero en el relato esta travesía es narrada con humor e ironía, lo que a veces recuerda una obra de carácter universal como es Niebla de Unamuno.
No se trata de ser un hábil narrador sino alguien que se esfuerza por llamar a la vida. El ex llama a la vida de quienes le importan; les requiere.
Durante la novela transcurre un proceso interesante y que permite empatizar con su protagonista, el redoblamiento, es decir, la toma de posesión de sí mismo, mediando la reflexión cognoscitiva pero también afectiva, lo que provoca una paulatina conquista y afirmación de la libertad, tanto la suya como la de los otros».
Versión online -- Revista QUIÉN n.º 18 (Asociación Española de Personalismo)
