«Tu forma de poner atención me empuja a escribir estas líneas para despedirme. A tu manera tranquila fuiste un verdadero revolucionario hasta el final. Hiciste de la concentración y el sosiego tu arma revolucionaria. Me preguntabas algo e inclinabas la cabeza para escuchar la respuesta hasta el final... Antonio Areces: fuiste un sordo que escuchaba».
Artículo en El Confidencial 24/05/2017 | Por Juan Soto Ivars: «Muerte de un maestro sordo que escuchaba»